La segunda victoria del Betis llegó en el Benito Villamarín, donde el equipo de Manuel Pellegrini fue el protagonista del partido y venció por 3-2 al Ludogorets gracias a los goles de los tres jugadores de su línea de mediapuntas y con la resistencia de un rival que no se rindió en ningún momento y terminó disponiendo de una ocasión clara en el tiempo de descuento para haber empatado.
La sociedad entre Luiz Henrique, Canales y Joaquín hizo mucho daño al Ludogorets, que recibió un gol de cada uno de ellos. El brasileño fue un dolor de cabeza, especialmente en la primera parte, cuando fue el que inauguró el marcador con un remate en el segundo palo a un centro de Miranda donde puso su físico en peligro, pues apenas pudo celebrar su diana al recibir una patada en la cabeza durante la acción.
Quince minutos después del gol de Luiz Henrique, Joaquín recibió un balón muy solo en la frontal del área y, con tiempo para armar el disparo, colocó la pelota en la escuadra y desató la locura en el Benito Villamarín, completamente volcado con su equipo y su veterano capitán. El Betis dominaba el juego y el marcador, pero el equipo visitante no bajó los brazos.
A pesar del gusto verdiblanco por tener la posesión, el Ludogorets le disputó el balón y tuvo fases del partido poseyéndolo, siendo sus extremos, Tekpetey y Despodov, dos jugadores muy incómodos para los locales. Precisamente, el búlgaro anotó en el descuento de la primera parte un gol de falta directa desde el lateral del área que Claudio Bravo despejó dentro de la portería y que mandó el partido al descanso con algún murmullo.
Las dudas del Betis se acabaron rápido, pues Sergio Canales volvió a adelantar a su equipo con un latigazo lejano en el minuto 59. A partir de ahí, los de Pellegrini intentaron contemporizar y bajar el ritmo, descendiendo también su producción ofensiva. Poco a poco, y a través de los cambios, el Ludogorets se fue metiendo en el partido y en el 74 el brasileño Rick mandó a gol una segunda jugada tras un corner y despertó el nerviosismo de nuevo en la grada.
Hasta el final del partido, el equipo bético no estuvo cómodo en ningún momento y su rival pudo incluso empatar en el tiempo añadido, con un disparo dentro del área que se marchó rozando el palo de la meta de Claudio Bravo. Con el pitido final se confirmó una nueva victoria de los verdiblancos, que han ganado todos los partidos de la temporada salvo uno y que en la próxima jornada tendrá su partido más complicado, su visita al Olímpico de Roma