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‘El libro de la fama’, la primera gira de los All Blacks

Foto: Gallonero

Al ‘Libro de la Fama’ llegué por casualidad, en una Feria del Libro, hará un par de años. Iba buscando libros sobre historias del deporte y me encontré, sin querer con ‘Gallonero’, la editorial que publica varios reportajes largos sobre historias del deporte.

El libro de Lloyd Jones cuenta la historia de la primera gira de los All Blacks, antes de ser los All Blacks. La selección de rugby de Nueva Zelanda, la mejor selección de la historia, partió desde Auckland con dirección a las Islas Británicas en el SS Rimutaka para iniciar una gira que, a la postre, sería histórica.

Aquella selección estaba conformada, entre otros, por dos zapateros, dos herreros, tres agricultores, un obrero de la industria de la carne, dos mineros, un funcionario y un empleado de banca, un exjinete, dos corredores profesionales y un carpintero. La selección, muy lejos de ser profesional, marchaba camino de la cuna del rugby allá por 1905.

Los neozelandeses despidieron a sus jugadores como una especie de héroes que llevarían el nombre del país y de unos jugadores imbatibles a la fama y para ello se metió en aquel barco Lloyd James. Para contar todo lo que iba a suceder tanto dentro del barco como fuera, en los partidos de la gira. Un cronista de una gran aventura.

Y la aventura dejó a unos jugadores que asustaban en su forma de jugar, que hacía un extraño baile al empezar y que venían de entrenar durante días, en la cubierta de un barco. Jugaron 32 partidos en tres meses y medio y cosecharon ochocientos treinta puntos por solo 39 en contra. Solo perdieron un partido por 3-0 ante Gales, y fue con polémica por las crónicas que recopila Jones recuerdan que no concedieron un ensayo a aquellos hombres que vestían todo de negro.

Algunos dijeron de este equipo que “El camino más rápido a la fama es enfrentarse a los neozelandeses”.

Tras el regreso de Nueva Zelanda a casa surgió el apodo de All Blacks (todos de negro) que pudo surgir bien como referencia al uniforme, bien como celebración de que todos regresaban de la gira (all back, todos de vuelta) o fruto de un error de transcripción de un periodista que, ante una referencia al juego del equipo (all backs, todos jugadores de tres cuartos) decidió que allí faltaba una letra y creó sin querer una de las marcas más potentes del deporte.