Veinte años después, España tendrá representación femenina en las semifinales del Open de Australia. Corría el año 2000 cuando Conchita Martínez alcanzó esta ronda. Hoy, como entrenadora, repite. Pero el gran mérito de la aragonesa es haber resucitado a una tenista que estaba en caída libre como era Garbiñe Muguruza. Melbourne está viendo la resurrección de la hispano-venezolana, que está demostrando una versión competitiva como hacía tiempo no se veía.
La española derrotó a Anastasia Pavlyuchenkova por 7-5 y 6-3 en una hora y media en un partido que fue de menos a más. Asimismo, el partido presentaba cierto morbo ya que la rusa es entrenada por Sam Sumyk, exentrenador de Muguruza, que si bien sacó su mejor versión, también se vivieron momentos de alta tensión.
Ambas jugadoras empezaron dubitativas, especialmente con su servicio. Además, las dos tenían un plan de juego distinto. Pavlyuchenkova, número 30 del Ranking WTA, practicó un tenis directo, en el que no se quería ver metida en puntos largos. Mientras, Muguruza tenía claro que sí bien no podía lograr un enfrentamiento de amplios intercambios, tenía que hacer correr a la rusa sí o sí.
Con 3-4 y dos roturas a favor, la natural de Samara estaba haciendo sufrir de lo lindo a Muguruza, que llevaba 11 errores no forzados por 5 de la jugadora soviética. Pero clave fue el octavo juego del primer set, el más largo del partido. Con tres deuce, la de Caracas consiguió cambiar el rumbo del partido, bloqueando a su rival en el saque y con un gran golpe de revés a dos manos al resto al fondo de la pista para recuperar el servicio e igualar la contienda (4-4)
Ese break dañó a Pavlyuchenkova, que empezó a tener una comunicación no verbal llamativa, con gestos contrariados. Con 6-5 en contra y teniendo el saque, cometió tres dobles faltas que la condenaron a perder el primer set, para acabar oyendo el grito de una Muguruza que sabía que había levantado una situación complicada.
‘Garbi’ está de vuelta
La alegría se esfumó al inicio del segundo pero fue un espejismo. ‘Mugu’ sabía que la situación estaba pasando factura a la rusa, que entró en una dinámica preocupante con el servicio, con ocho dobles faltas y un 23% de puntos ganados con el segundo. Asimismo, el calor fatigó a la rusa, que no llegó a estar cómoda a la temperatura de los 32 grados.
El partido se cerró con una subida a la red de la española, que en esta faceta estuvo atrevida y valiente durante todo el encuentro. 6-3 y de nuevo en las semifinales de un Grand Slam, la primera vez en el Open de Australia y los primeros desde Roland Garros 2018. ¿Su rival? Simona Halep, subcampeona en la edición de 2018, cuando cayó ante la reciente retirada Caroline Wozniacki. La número 3 del mundo ventiló su duelo ante Anne Kontaveit por un doble 6-1 en 54 minutos.
«Cuando llegué a Melbourne no pensaba en llegar muy lejos, está siendo un torneo donde he ido de menos a más. Estoy muy contenta por tener esta evolución, feliz de haber llegado a semifinales, emocionada de ver hasta dónde puedo llegar», confesó Muguruza en rueda de prensa. Semana antológica para el tándem Conchita-Muguruza. La primera, porque además de recuperar a la ex número 1, va a ingresar su nombre en el Salón de la Fama del tenis. La segunda, porque está a punto de tocar su cuarta final en un Grand Slam, tras disputar una en Roland Garros (campeona en 2016), y dos en Wimbledon (derrotada en 2015 y victoriosa en el 2017).
Lo que es seguro es que A.Barty, Sofía Kenin, Garbiñe o Halep conseguirán inscribir su nombre como nueva reina de Australia, para suceder en el trono a Naomi Osaka. Habrá nueva campeona en Australia. Parece que quedan atrás los tiempos en los que año tras año ganaba la misma tenista como Serena Williams, Victoria Azarenka, Jennifer Capriati o Martina Hingis, por no hablar del binomio a finales de los 80 y principio de 90 entre Steffi Graf y Monica Seles.